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Consejos de seguridad para actividades outdoor en verano

Guillermo Sanz Junoy, miembro del Comité de Seguridad FEDME nos hace llegar estas pautas:

Llega el verano, un verano diferente y esperado, porque las restricciones de movilidad se han terminado y parece que el final de la pandemia está cerca. Deseamos salir, retomar el contacto con la naturaleza y recibir esos rayos de sol que tanto necesitamos. Nuestras ganas se unen a las de otros muchos que han experimentado por primera vez el placer de realizar actividades en el medio natural y a las de aquellos que llevan años realizándolas, haciendo que se prevea un notable incremento de deportistas y turistas. Este incremento de usuarios será uno de los factores que deberemos tener en cuenta a la hora de planificar nuestra actividad, pero hay más.

Sabemos que a la montaña debemos respetarla y que toda actividad, por sencilla que nos pueda parecer, tiene riesgos. La naturaleza es un entorno cambiante, que genera incertidumbre. También sabemos que tenemos a nuestra disposición un montón de información y recursos que nos pueden ayudar a gestionar adecuadamente esa incertidumbre, mediante una planificación adecuada a la actividad, la zona, las condiciones meteorológicas del momento y los participantes, entre otros factores.

El uso del GPS aporta seguridad a nuestras actividades

En este artículo, queremos repasar algunos de los peligros más característicos del verano, sus riesgos y las medidas preventivas que deberíamos adoptar para conseguir el objetivo último de toda actividad en el medio natural, que no debería ser alcanzar la cima o esa foto espectacular que tanto atrae, sino volver a casa sin haber asumido riesgos innecesarios. Aquí no vas a encontrar un listado exhaustivo de todas las situaciones adversas que con las que te podrías encontrar durante tus actividades en la montaña en verano y cómo afrontarlas, pero esperamos que las que contamos te permitan disfrutar con seguridad de éstas y reflexionar sobre cómo identificar y evaluar otras situaciones posibles, según sea la actividad, la zona, el momento en que se realiza o el grupo.
En verano tendremos que centrar nuestra atención en los peligros vinculados a la temperatura, las tormentas y la hidratación.

Aunque pueda parecer una obviedad, en las actividades estivales buscamos el sol. Ese sol que nos recarga de energía, pero del que debemos protegernos adecuadamente para evitar los tres principales riesgos que queremos comentar: quemaduras, insolaciones y golpes de calor.

PRINCIPALES RIESGOS POR EL SOL / TEMPERATURA

Quemaduras, que son la reacción a una exposición excesiva a la radiación solar, siempre visible (enrojecimiento, hinchazón, ampollas, etcétera) y que se produce cuando el pigmento natural de la piel, la melanina, ya no puede proteger más.

Insolación y golpe de calor, que son estados fisiológicos del cuerpo producidos por la incapacidad del organismo para regular su propia temperatura y que son peligrosos. En ambos casos, el origen está en la temperatura, aunque existen matices a tener en cuenta. La insolación tiene su origen en la acción directa de los rayos de sol en el cuerpo, por lo que también se la conoce como golpe de sol; el golpe de calor se produce cuando el cuerpo ha estado sometido a una alta temperatura durante mucho tiempo, ya sea por la realización de un esfuerzo físico prolongado y a alta temperatura ambiente o por la exposición prolongada al sol durante varios días, aunque no se realice esfuerzo excesivo.

Los riesgos asociados a las quemaduras podrán ser a corto plazo, como los ya comentados de enrojecimiento, hinchazón o aparición de vesículas o ampollas, en los casos más leves, o malestar general con fiebre, náuseas, vómitos, cefaleas o, en casos más extremos, colapso circulatorio; pero también existen riesgos a largo plazo, por el efecto memoria de la piel, que puede producir la aparición de un cáncer de piel por sucesivas quemaduras en la misma zona y la incapacidad del cuerpo para reparar el mismo daño una y otra vez.

Para evitar las quemaduras, en el estadio que sea, debemos utilizar una protección directa frente a los rayos del sol, mediante la utilización de ropa que cubra la mayor cantidad de piel posible y la utilización de cremas de protección solar en las zonas del cuerpo que queden expuestas. Hoy en día existen multitud de prendas de protección solar que evitan el paso de los rayos UV (ultravioleta) del sol que provocan estas quemaduras. Estas prendas tienen una calificación que indica la cantidad de rayos solares que bloquean. Esta calificación es conocida como UPF (acrónimo de Ultraviolet Protection Factor), siendo el UPF 50+ el que ofrece la mayor protección solar, con un bloqueo de hasta el 98% de los rayos UVB y UVA (rayos UV de onda corta y onda larga respectivamente). Nuestra recomendación es, por tanto, la utilización de prendas de vestir que cubran completamente piernas y brazos, con el mayor nivel de protección UPF, combinado con la utilización de cremas de protección solar en zonas expuestas (cara, manos, cuello, etcétera), al menos, en las horas en las que el sol incide con mayor intensidad.

En el caso de la insolación y el golpe de calor, debemos ser capaces de reconocer sus principales síntomas. En ambos casos se suele producir dolor de cabeza y aumento de la temperatura corporal, pero el resto de los síntomas son diferentes y, en algunos casos, opuestos. En la siguiente tabla te mostramos las diferencias:

En ambos casos, la actuación que debemos hacer es: llevar a la persona a un lugar fresco y a la sombra, que beba pequeños sorbos de agua (si está consciente), bajar la temperatura corporal con paños fríos en la cabeza (una venda o pañuelo mojado con agua, por ejemplo), mantener la cabeza en alto (persona sentada o semisentada) y avisar al 1-1-2.

Nuestra intención es la de prevenir, por lo que si no queremos encontrarnos en la situación anterior, con una víctima por insolación o golpe de calor, debemos tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

-Usar ropa adecuada, fresca, que proteja de los rayos UV (UVA y UVB) y preferiblemente de colores claros.
-Proteger la cabeza del sol, idealmente, con sombreros o gorros con ala en todo el contorno.
-Usar siempre protección solar en las zonas de la piel que queden sin cubrir por la ropa. La protección se deberá poner antes del inicio de la actividad y se deberá volver a usar transcurrido el tiempo que marque el fabricante y que viene indicado en el envase.
-No realizar actividades con esfuerzo en las horas centrales del día, donde existe una mayor intensidad solar.
-Beber regularmente, incrementando nuestro consumo diario hasta los 2 ó 3 litros, según la actividad que estemos realizando.
-Realizar descansos frecuentes, preferiblemente, en sitios frescos y a la sombra.
Vinculados con los riesgos anteriores, tenemos el de la falta de hidratación.

Como hemos comentado anteriormente, tanto la exposición excesiva al sol como la realización de actividad intensa cuando la temperatura ambiente es alta, o ambas situaciones a la vez, van a producir un aumento de la temperatura corporal. El mecanismo que tiene el cuerpo para tratar de regular esta subida de temperatura es la sudoración. Esta sudoración supone una pérdida importante de agua de nuestro organismo, que debemos reponer para evitar los riesgos derivados.

La BTT es una modalidad de actividad en montaña muy practicada en verano

La hidratación debemos iniciarla antes de la propia actividad. Si la actividad es muy intensa, la recomendación es beber entre 2 y 3 litros de agua diarios en los días previos a la realización de la misma. Una vez iniciada la actividad, la recomendación es hidratarse aproximadamente cada 30 minutos, consumiendo en torno a los 250 cc (un vaso) de agua. Nunca se debe esperar a tener sed, porque en ese punto ya se está deshidratado.

Existe un indicador claro de deshidratación: el color de la orina. Cuando la orina se vuelve oscura, es que estamos mal hidratados o deshidratados y cuanto más clara sea la orina, mejor hidratados estamos.

Recuerda que es importante conocer los puntos de agua con los que podremos contar en nuestra actividad, incluyendo los que puedan existir en las vías de escape o rutas alternativas. En caso de duda, nuestra recomendación es llevar 1 ó 2 litros más de los necesarios, dependiendo obviamente del tipo de actividad y del grupo. Si es una ruta que hemos realizado en otra época del año, es importante tener en cuenta que esa fuente puede no tener agua en época estival y que, con las restricciones del COVID, muchas fuentes públicas y manantiales tratados, no disponen de agua.

Por último, hablaremos de otro de los riesgos vinculados a la temperatura y que vamos a denominar hipotermia estival. La hipotermia es la reacción que tiene nuestro cuerpo cuando empieza a perder calor y la temperatura corporal desciende de los 35˚C. Se habla de hipotermia leve cuando la temperatura se sitúa entre los 35 y los 32˚C; moderada, entre los 32 y los 28˚C; y grave, por debajo de los 28˚C. 0

Solemos vincular la hipotermia al invierno, pero en verano también podremos sufrirla, dado que la hipotermia se produce cuando el cuerpo pierde calor más rápido de lo que es capaz de producirlo. En verano, esto puede suceder con una exposición prolongada a agua fría (en realización de barrancos, por ejemplo), a temperatura ambiental fría (una vez a caído el sol) o porque nos encontramos heridos o incapacitados para continuar la actividad y no contamos con la debida protección térmica. La hipotermia estival por baja temperatura ambiental es más común en media y alta montaña que en baja montaña, aunque la falta de equipación adecuada puede llevarnos a ella en cualquier altura y tipo de terreno.
En el supuesto de encontrarnos con un caso de hipotermia, debemos actuar rápidamente para intentar que el cuerpo de la víctima deje de perder calor, aislando a la persona del suelo y abrigándola con una manta térmica (punto de calor) o con las prendas que se tengan. Los puntos de calor son sencillos de realizar, cuesta muy poco llevar una manta térmica y una vela, y son tremendamente efectivos. Si la persona tuviera algo de ropa húmeda, hay que cambiarla por ropa seca y, si es posible, darle bebidas calientes y azucaradas (nunca alcohol o bebidas con cafeína, que deshidratan y aumentan la pérdida de calor corporal). Y, por supuesto, pedir ayuda especializada al 1-1-2, si nos encontramos en un punto alejado de la asistencia sanitaria.

La manta de suoervivencia es un elemento que no puede faltar en la mochila

PRINCIPALES RIESGOS LAS TORMENTAS DE VERANO

Las tormentas de verano son las que se producen en esta época del año, cuando la temperatura ambiente sube, produciendo un calentamiento del aire, que se desplaza a capas de la atmósfera superiores, donde choca con el aire más frío, provocando la condensación de dicho aire caliente en forma de gotas de agua. Si la condensación del aire es fuerte y las condiciones ambientales son estables, se pueden producir unas precipitaciones intensas, que suelen durar entre 30 minutos y una hora.

Estas tormentas de verano suelen venir acompañadas de fuertes vientos y de relámpagos (tormenta eléctrica), lo que unido a la intensidad con la que se producen (en ocasiones, con granizo), pueden constituir un riesgo importante en nuestras actividades en el medio natural.

De las tormentas de verano destacamos los siguientes riesgos directos (D) e indirectos (I):
(D) Caídas al mismo nivel o resbalones, como consecuencia del suelo mojado y/o del fuerte viento.
(D) Caídas a distinto nivel (taludes, rampas, paredes, etcétera) por empuje del viento.
(D) Bajada repentina de temperatura corporal, por agua y viento en ausencia de equipamiento adecuado, lo que puede llevarnos a una hipotermia, como hemos visto anteriormente.
(D) Impacto de un rayo.
(I) Aumento repentino del caudal de un río o aparición de caudal en río seco.
(I) Incendios por caída de rayo.

El alcance por rayo es, quizá, el mayor riesgo de los que podremos tener, porque la consecuencia será, casi siempre, mortal o el daño sobre diferentes órganos del cuerpo, severo. Por este motivo es importante mantenerlos lo más lejos posible de la zona de impacto o, en caso de que no podamos huir de ésta, adoptar las siguientes medidas preventivas:

-No situarnos nunca bajo un árbol, sobre todo si éste se encuentra aislado. En caso de encontrarnos dentro de un bosque, podremos permanecer bajo un árbol, siempre que no sea el más alto de la zona.
-Debemos mantenernos lejos de cualquier tendido eléctrico. Como norma general, la distancia mínima en horizontal deberá ser de 1,5 veces la altura mínima del vano formado por el cable eléctrico.
-Debemos deshacernos de todo material metálico que podamos llevar encima, como bastones, mosquetones, etcétera.
-Debemos alejarnos de cualquier estructura con componentes metálicos, incluida la tienda de campaña si estamos realizando acampada o pernocta.
-En general, debemos “hacernos lo más pequeño posible”. En la práctica, la mejor postura a adoptar es de cuclillas sobre nuestra mochila u otro elemento aislante y lo más alejado de elementos naturales o creados por el hombre que puedan actuar como pararrayos (árboles, antenas, señales de tránsito o senderos, vías de ferrocarril, pasamanos, etcétera).

Cómo saber lo cerca o lejos que está la tormenta y si se está alejando o acercando a nosotros es relativamente fácil. Basta con contar los segundos que transcurren desde que vemos el relámpago hasta que escuchamos el trueno. Como el relámpago lo vemos en el momento en que se produce, pero el trueno no lo escuchamos hasta que el sonido legue a nosotros, y sabemos que la velocidad del sonido en el aire es de 344 m/s, tenemos que cada tres segundos (aproximadamente) el sonido habrá recorrido algo más de un kilómetro (3 seg * 344 m/seg = 1.032 m). Con cada relámpago / trueno podemos hacer este cálculo y conocer cómo de lejos está y si se acerca o aleja.

El resto de los riesgos, se pueden eliminar o minimizar su efecto siguiendo las siguientes pautas generales:
-Utilización de equipamiento adecuado, en especial, de calzado de montaña.
-Llevar siempre en nuestra mochila ropa que nos pueda proteger del frío y la lluvia, además de alguna muda seca.
-Una vez nos ha sorprendido la tormenta, buscar el mejor sitio para mantenernos protegidos del agua, del viento y de los rayos y esperar a que pase. Intentar progresar no suele ser una buena práctica, salvo que sea necesario para buscar un mejor sitio o socorrer a un compañero.

Si se ha producido un incendio por caída de un rayo, avisar inmediatamente al 1-1-2 y buscar una huida hacia arriba. Si caminamos hacia abajo, es posible que nos sorprenda el fuego, que siempre se desplaza hacia arriba.
Recuerda que la base de toda actividad en el medio natural es la planificación. La predicción de las tormentas de verano no es tan fácil como equiparnos adecuadamente y estar preparados por si nos sorprende una de ellas.
Para finalizar, ten en cuenta que el final de la pandemia puede estar relativamente próximo, pero el COVID sigue estando entre nosotros, por lo que, debes extremar las medidas preventivas establecidas por las autoridades sanitarias.

Confiamos que estos consejos y recomendaciones te ayuden a disfrutar de las tan ansiadas y necesarias actividades en la naturaleza. Ayúdanos a hacer las montañas más seguras.

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