Consejos de Seguridad de FEDME para terreno invernal
La realización de actividad física en el medio natural es una sensación fascinante y hay que hacerla con total seguridad. Hoy os traemos consejos de seguridad FEDME con la que sentir la emoción del paisaje, la intensidad de nuestra respiración agitada, el frio en las mejillas y esa calma única de adentrarse en un terreno que parece más salvaje todavía sin miedo.
Lógicamente hemos de adaptar nuestro actuar a las especiales condiciones que esta época mantiene y poder desenvolvernos de manera segura en nuestro disfrute de la naturaleza.
Seguridad con FEDME
Accediendo al destino
Los consejos de seguridad FEDME nos indican que primero hemos de tener en cuenta es el acceso hasta el punto de inicio de la actividad:
1) Prever la necesidad de tener que usar cadenas de nieve es algo imperativo (evidentemente hay que saber colocarlas para lo que nos vendrá de maravilla unos guantes y una linterna tipo frontal). Pero también debemos tener claro que en ocasiones (por nieve, hielo, cortes de carreteras…) no vamos a poder llegar hasta el punto que teníamos pensado.
2) En zonas próximas a estaciones de esquí o destinos muy populares hemos de contar con los desagradables atascos o incluso con el corte de los accesos por exceso de aforo.
Todo esto ha de valorarse en la planificación de la actividad pues puede suponer como mínimo el disgusto de no llegar al sitio deseado o de hacerlo tarde. Hemos de pensar que las horas de luz en invierno son escasas y que en general a partir de las 15 horas hay muchas zonas en las que ya no incide el sol lo que provoca una disminución rápida de la temperatura.
El terreno

En buena parte del territorio montañoso es fácil que encontremos nieve o hielo en el suelo. Otras veces será el barro lo que nos dificulte el caminar. Esto va a suponer la necesidad de adaptar nuestro calzado y medio de progresión al terreno y sus condiciones.
Las zapatillas tienden a mojarse más rápido por dentro que unas botas, las botas de montaña son ineficaces en terreno helado, los crampones pueden ser un peligro en zonas de pendiente moderada y nieve fresca profunda, las raquetas devenir en objetos inútiles en pendientes fuertes o nieve dura y los esquís de montaña convertirse en un incordio en zonas de bosque o vegetación arbustiva. Debemos ser consecuentes con el terreno y las condiciones para elegir el material más adecuado con antelación.
Las variaciones en la meteorología pueden ser bruscas en invierno: precipitaciones, temperaturas extremas, vientos fuertes, nieblas… Estos fenómenos, en ocasiones simultáneos nos obligan a ser más meticulosos en la preparación de la actividad, en el material a llevar y en realizar una buena toma de decisiones. Incluso los días de sol y cielo azul pueden suponernos graves problemas si, por ejemplo, no usamos protección solar para la piel y los ojos.
Al planificar una ruta hemos de preguntarnos ¿Qué ocurre en esta zona si hay niebla, nubes bajas o ventisca? ¿Cómo nos orientaremos?; si alguien del grupo tiene un percance y ha de esperar para que llegue la ayuda ¿Cómo vamos a abrigarnos y evitar la hipotermia?; si nos encontramos con nieve fresca en el recorrido ¿Cuánto va a ralentizar nuestro ritmo?, ¿van a aguantar secos y calientes nuestros pies?

En terreno nevado debemos ser especialmente cautos: llevar el material correcto y saber utilizarlo puede ser la diferencia entre la vida o la muerte, consultar el boletín de peligro de aludes (BPA) para la zona en que vayamos a estar y actuar en consecuencia a lo que en él se indica, tener claro que los caminos y sendas de verano pueden no ser el terreno más seguro cuando están nevados, atender a los cursos de agua enterrados bajo el manto blanco… la nieve requiere un enorme aprendizaje que podemos encontrar en clubes de montaña y en guías profesionales.
Las condiciones

En nuestra preparación de la ruta tenemos que valorar las condiciones en que encontraremos la zona que vamos a visitar. Hay que prever que el manto nivoso puede cambiar radicalmente en cuestión de horas.
Asimismo, hemos de pensar que con la ganancia de altitud suele descender la temperatura, pero también aumenta (idealmente) el espesor de nieve o la exposición al viento. De igual manera no es lo mismo una orientación soleada que una que no lo reciba. Por tanto, hay que controlar los datos, igual que la pendiente de las laderas o la existencia de vegetación, rocas o presencia de terreno boscoso.
Nuevamente, el conocimiento y la experiencia van a ser nuestros mejores aliados y hemos de tener claro que conocer bien la montaña invernal es un proceso largo que requiere paciencia y dedicación.
El grupo
Si, en cualquier actividad, el grupo es un factor determinante, debemos de ser más meticulosos al realizar actividades en invierno.
Pensemos que las condiciones van a ser más exigentes, y hemos de adecuar el nivel de la actividad al del grupo, y nunca al revés.
Además del equipo de progresión individual y todo el material necesario para terreno nevado, hay que equipar a todo el grupo con DVA (detector de victimas de avalancha), pala y sonda.
Estos tres elementos son imprescindibles para realizar un auto-rescate efectivo en caso de alud, ya que hemos de contar con que solo disponemos de 15 minutos para desenterrar a una víctima de avalancha.
El entrenamiento en el uso de estas herramientas es algo esencial, incluso entre los expertos, para poder minimizar los errores cuando trabajemos bajo presión. Recibir formación sobre nivología y rescate en aludes es un asunto de gran importancia, pero además es apasionante y puede llegar a ser realmente entretenido.
Siempre que vayamos a realizar una actividad deportiva en el medio natural tenemos que tener claro, en todo momento, esta pregunta. ¿Cuál es el objetivo de este día? Una vez que nos hayamos contestado, hemos de cuestionarnos de nuevo: ¿Qué estoy dispuesto a asumir por cumplir ese objetivo?

En resumen, la actividad física en el medio natural es algo fascinante con una enorme cantidad de beneficios para nuestra salud física y psíquica. Además generamos un enorme beneficio socio-económico en las zonas a las que acudimos.
Para que estas actividades sean plenamente satisfactorias tenemos que ser conscientes de que el acceso a zonas remotas conlleva también unos peligros. Debemos prepararnos y protegernos, así como cuidar de aquellos que nos acompañan.
Ten siempre en cuenta que nada sustituye a una buena formación, la acumulación de experiencia y el análisis de la misma. Disfruta, aprende y comparte.
Una excelente manera de empezar a pensar en la seguridad en montaña es seguir las pautas que, como Comité de Seguridad FEDME, os transmitimos echándoos una mano en https://seguridadfedme.es/capsulas-formativa/

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